Origen (1, 2, 14)
Bajo la denominación de piedra natural o roca ornamental se engloban aquellas rocas que, una vez extraídas y tras un proceso de elaboración, son aptas para ser utilizadas como materiales nobles de construcción (pavimentos, aplacados, mampostería, cubiertas, etc.), elementos de ornamentación, arte funerario o escultórico y objetos artísticos variados, conservando íntegramente su composición, textura y propiedades físico‐químicas.
Las rocas ornamentales de mayor interés comercial y económico son aquellas que por sus características de vistosidad, físico-mecánicas y aptitud para el pulido constituyen la materia prima que ha dado lugar al desarrollo de la llamada Industria de la Piedra Natural. Atendiendo a estos criterios se conocen mundialmente los tres grupos denominados genéricamente: Granitos, Mármoles y Pizarras, también llamados Rocas Ornamentales.
Los bloques de piedra obtenidos en cantera se envían a fábrica para su elaboración, donde se cortan en láminas mediante telares multifleje para obtener las tablas o tableros. Los bloque más pequeños se cortan con cortabloques o hilos diamantados. Para dar el tamaño final se cortan con discos de diamante o chorro de agua y se realizan los acabados tipo pulido, flameado, abujardado, etc.
Durante el proceso de elaboración de la piedra ornamental (corte y pulido) se generan dos tipos de residuos inertes: los recortes y los lodos procedentes del proceso, compuestos por las aguas de refrigeración de los telares y granos de la roca elaborada. Los lodos están compuestos de partículas finas de la roca origen, así como de algunos aditivos empleados, como la cal y la granalla, empleada como abrasivo para el corte del granito, además de las partículas derivadas del desgaste progresivo de los elementos empleados en el corte y el pulido.
Los lodos se recogen por gravedad en un pozo desde donde se bombean hacia depósitos de decantación primaria donde se espesan mediante floculantes. De este modo se obtiene, por un lado, el agua clarificada que se suele incorporar de nuevo al proceso y, por otro lado, los lodos espesados con restos de floculante.
Los lodos espesados se depositan en balsas de evaporación o bien, se someten a un proceso de deshidratación mediante filtros prensa, que tienen un mayor rendimiento. Una vez filtrados la relación entre partículas finas y agua es de 80% - 20 %, respectivamente. Posteriormente se trasladan a plantas de gestión de residuos para su posterior reutilización en aplicaciones o se depositan en vertederos controlados.
Las aplicaciones de estos residuos dependen del tamaño de sus partículas; los de mayor tamaño, que principalmente proceden de los recortes, son demandados por otras industrias para producir aglomerados o áridos para la construcción. Estos no son objeto de esta ficha. Las partículas más finas, generalmente en forma de lodo, frecuentemente no son reutilizadas y son llevadas habitualmente a vertederos.
La acumulación de grandes cantidades de estos lodos produce, en algunas zonas, un impacto ambiental y económico significativo, pudiendo representar una fuente de contaminación medioambiental en algunos casos, y en otros, supone un coste económico por el tratamiento, transporte y depósito en vertedero.