Origen

Los materiales de dragado, y en concreto los procedentes de los fondos portuarios, tienen su origen en la creación y mantenimiento de infraestructuras para el transporte marítimo. Los desarrollos tecnológicos y la necesidad de disminuir costes han influido en la construcción de barcos más grandes y eficientes, que han llevado aparejada la prolongación y profundización de los canales de navegación, dársenas, muelles y zonas de maniobras con objeto de disponer de accesos e instalaciones adecuados en las áreas portuarias. En  algunos puertos, las profundidades necesarias para garantizar la operatividad solo pueden ser mantenidas mediante dragados periódicos en los que se extrae el material que la dinámica marina o fluvial ha ido acumulando. Estas operaciones de dragado, tanto las de primer establecimiento como las de mantenimiento, generan importantes volúmenes de material. Un elevado porcentaje de los sedimentos dragados para la navegación corresponde a sedimento no contaminado, natural y no alterado, que que en muchas ocasiones puede ser considerado como un recurso más que como un residuo.

Las operaciones de dragado incluyen tres etapas bien diferenciadas: extracción, transporte y vertido. Es precisamente en la última etapa, en la que un buen procedimiento de gestión del material dragado debe tener en consideración la posibilidad de aprovechar los materiales extraídos en algún uso productivo, siempre y cuando las características físicas y químicas del material dragado lo permitan. Los usos productivos del material dragado, entre ellos su aprovechamiento en obras marítimas, vendrán condicionados por la granulometría del material extraído, abarcando un amplio espectro que va desde rocas y gravas hasta arenas, limos y arcillas.